En el hipotálamo se segrega la
hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) que estimula la producción hormonal
por el lóbulo anterior de la hipófisis (la adenohipófisis): la hormona
foliculoestimulante (FSH) y la hormona luteinizante (LH).
La GnRH es liberada por el hipotálamo de forma pulsátil, con picos cada 90-120 minutos.
Este tipo de liberación resulta esencial para el efecto estimulador de la secreción
de gonadotropinas. Una administración continua de GnRH frenaría la secreción
hipofisaria. La amplitud y la frecuencia de los pulsos de GnRH condicionan los
niveles de FSH y LH segregados por la adenohipófisis y, a su vez, la función gonadal.
Las hormonas hipofisarias estimulan las funciones testiculares: exocrina y
endocrina.
La función exocrina es controlada
y estimulada por la FSH hipofisaria, que al actuar sobre los receptores
específicos de las células de Sertoli, localizados en los túbulos seminíferos,
dará lugar al proceso de producción de espermatozoides (espermatogénesis).
La LH hipofisaria estimula la
producción de testosterona por las células de Leydig situadas en el intersticio
testicular, y mediante la fijación a receptores específicos existentes en la
membrana de dicha célula. La liberación de LH es un proceso discontinuo y
ocurre, fundamentalmente, durante la noche y de forma pulsátil, a intervalos de unos 90 minutos. Se
corresponde con la secreción pulsátil de GnRH. Los niveles disponibles de esta
hormona determinarán la cantidad de secreción de testosterona.
La testosterona circulante es
esencial para iniciar y mantener los caracteres sexuales secundarios (fenotipo
masculino), para el funcionamiento de las glándulas sexuales accesorias del
aparato genital y otras funciones importantes del organismo en el varón.
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