jueves, 6 de febrero de 2014

Eritropoyesis

Las células sanguíneas se forman de manera constante mediante un proceso llamado hematopoyesis (también denominado hemopoyesis). Las células madre hematopoyéticas se originan en el saco vitelino del embrión humano, y después migran en secuencia hacia regiones alrededor de la aorta, hacia la placenta, y a continuación hacia el hígado del feto. El hígado es el principal órgano hematopoyético del feto, pero entonces las células madre migran hacia la médula ósea, y el hígado deja de ser una fuente de producción de células sanguíneas poco después del nacimiento. El término eritropoyesis se refiere a la formación de eritrocitos, y leucopoyesis, a la formación de leucocitos; estos procesos ocurren en dos clases de tejidos después del nacimiento, mieloide y linfoide.
La eritropoyesis es un proceso en extremo activo. Se estima que cada segundo se producen alrededor de 2.5 millones de eritrocitos para reemplazar los que se destruyen de manera continua en el bazo y el hígado. Un eritrocito vive alrededor de 120 días. La producción de eritrocitos es estimulada por la hormona eritropoyetina, secretada por los riñones.

La eritropoyetina actúa al unirse a receptores de membrana sobre células que se convertirán en eritroblastos (figura 13-4). Las células estimuladas por eritropoyetina pasan por división y diferenciación celulares, lo que lleva a la producción de eritroblastos, los que se transforman en normoblastos, que pierden su núcleo para convertirse en reticulocitos. A continuación, los reticulocitos cambian hacia eritrocitos por completo maduros.


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